Deporte en edad escolar
El taekwondo, más que un arte marcial, se presenta en la edad escolar como una disciplina integral que moldea cuerpo y mente, inculcando una rica gama de valores fundamentales para el desarrollo de los jóvenes. Su práctica va mucho más allá de las patadas y los bloqueos, convirtiéndose en una valiosa herramienta educativa que trasciende el dojang (lugar de entrenamiento).
Uno de los pilares del taekwondo es la disciplina. El aprendizaje de las técnicas, el respeto a las normas del dojang y la constancia en el entrenamiento fomentan en los niños y adolescentes un sentido de orden y compromiso que se extiende a otras áreas de su vida, como los estudios y las responsabilidades personales.
El respeto es otro valor central en el taekwondo. Se manifiesta en la reverencia hacia el instructor (sabumnim), los compañeros de entrenamiento (sunbaenim y huboenim) y los oponentes. Este respeto cultiva la cortesía, la humildad y la capacidad de reconocer el esfuerzo y la valía de los demás.
La perseverancia es esencial en el camino del taekwondo. El aprendizaje de movimientos complejos y el avance a través de los diferentes cinturones requieren paciencia, dedicación y la superación de la frustración ante los desafíos. Esta constancia enseña a los jóvenes a no rendirse fácilmente y a valorar el esfuerzo como medio para alcanzar sus metas.
El taekwondo también fomenta el autocontrol. Dominar el cuerpo y la mente para ejecutar las técnicas con precisión y controlar la fuerza en el combate son aspectos cruciales. Este autocontrol se traduce en una mayor capacidad para gestionar las emociones y resolver conflictos de manera pacífica en la vida cotidiana.
La humildad se aprende al reconocer que siempre hay margen para mejorar y al aceptar las enseñanzas del instructor y de los compañeros más avanzados. La soberbia no tiene cabida en el dojang, donde el crecimiento personal se basa en la autocrítica constructiva y el aprendizaje continuo.
Finalmente, el taekwondo promueve el espíritu de equipo y la solidaridad. Aunque es un arte marcial individual, el entrenamiento se realiza en grupo, donde los compañeros se apoyan mutuamente en el aprendizaje y celebran los logros de cada uno.
En resumen, el taekwondo en la edad escolar no solo mejora la condición física y la coordinación, sino que también siembra valores esenciales como la disciplina, el respeto, la perseverancia, el autocontrol y la humildad. Estas cualidades contribuyen a formar jóvenes más seguros de sí mismos, respetuosos con los demás y preparados para afrontar los desafíos de la vida con integridad y fortaleza.
Es una disciplina que educa el cuerpo y ennoblece el espíritu.
Agradecemos sinceramente al Consell Insular de Mallorca su valiosa colaboración económica en diversas actividades dirigidas a nuestros alumnos en edad escolar. Su apoyo es fundamental para enriquecer las experiencias e iniciativas educativas y ofrecer oportunidades significativas para la formación y el desarrollo de los jóvenes de nuestra isla.
